by Javier Salas
Dec. 5, 2013
original
Ya son 14 los linces muertos en accidentes de tráfico a lo largo de este año. La cifra se ha triplicado por culpa de la mala conservación de las carreteras, la falta de conejos y el aumento de la población. ‘Materia’ geolocaliza los atropellos para visualizar los focos que provocan la alta siniestralidad.
Este año 2013 que aún no ha acabado es el peor para el lince ibérico en lo que a atropellos se refiere: 14 ejemplares han muerto arrollados sobre el asfalto durante estos casi 12 meses. Una cifra que triplica las de 2010 y 2011, cuando se atropelló a cuatro y cinco linces, respectivamente. Y en 2011 fueron nueve las víctimas de la carretera (aunque las cifras oficiales dijeran siete), lo que venía anunciando un sangriento cambio de tendencia. 23 linces ibéricos muertos por atropello en dos años, en una población total que ronda los 300 ejemplares es un dato que merece una reflexión, ya que se trata de una especie en peligro crítico de extinción en la que se gastan millones de euros que no debería diezmarse por una causa evitable.
Más aún cuando son los propios datos los que señalan claramente los puntos negros que golpean a los linces. Como se observa en el mapa, cuando geolocalizamos los atropellos sucedidos desde 2010 resaltan varias vías en las que se repite la tragedia una y otra vez. En concreto, cuatro tramos de asfalto que apenas suman un puñado de kilómetros pero que concentran 17 de los últimos 32 accidentes mortales, más de la mitad. De oeste a este: la onubense N-422 junto a Doñana (tres atropellos); la sevillana A-481, junto a la población de linces de Aljarafe (cinco atropellos); la cordobesa A-421, en la zona de reintroducción de Guadalmellato (cuatro atropellos); y la autovía A-4, a las faldas de Sierra Morena (cinco atropellos).
“Es un número muy importante, muy por encima de lo normal”, reconoce Miguel Ángel Simón, director del proyecto LIFE-Lince, al cotejar los datos de atropellos de este año recogidos por Materia. Simón se encuentra estos días preparando el informe de 2013 del censo de poblaciones de linces y aunque no tenía aún presente el número de atropellos todo indica que este mal dato se sumará a otros factores —como la falta de conejo— para provocar una caída en la población global de lince ibérico. Entre 2002 y 2012, el número de animales creció de forma más o menos sostenida hasta el año pasado, en que se censaron 305 ejemplares, siete menos que en 2011. Un mal dato de este año podría confirmar el frenazo en la progresión de una de las joyas de la corona de la conservación en Europa.
En cuanto a las carreteras, la responsabilidad es tan evidente como las marcas que se agrupan en el mapa. Hace dos semanas, la Junta de Andalucía y el Ministerio de Fomento, en colaboración con la organización WWF establecieron una serie de actuaciones directas sobre estas carreteras, que en muchos casos se han convertido en un coladero para los linces del proyecto LIFE-Lince. Los tramos en los que se intervendrá —que aparecen señalados en el mapa según la administración encargada— cuentan por primera vez con la colaboración del Ministerio de Fomento, ya que hasta ahora el problema parecía ser únicamente competencia andaluza.
Este año 2013 que aún no ha acabado es el peor para el lince ibérico en lo que a atropellos se refiere: 14 ejemplares han muerto arrollados sobre el asfalto durante estos casi 12 meses. Una cifra que triplica las de 2010 y 2011, cuando se atropelló a cuatro y cinco linces, respectivamente. Y en 2011 fueron nueve las víctimas de la carretera (aunque las cifras oficiales dijeran siete), lo que venía anunciando un sangriento cambio de tendencia. 23 linces ibéricos muertos por atropello en dos años, en una población total que ronda los 300 ejemplares es un dato que merece una reflexión, ya que se trata de una especie en peligro crítico de extinción en la que se gastan millones de euros que no debería diezmarse por una causa evitable.
Más aún cuando son los propios datos los que señalan claramente los puntos negros que golpean a los linces. Como se observa en el mapa, cuando geolocalizamos los atropellos sucedidos desde 2010 resaltan varias vías en las que se repite la tragedia una y otra vez. En concreto, cuatro tramos de asfalto que apenas suman un puñado de kilómetros pero que concentran 17 de los últimos 32 accidentes mortales, más de la mitad. De oeste a este: la onubense N-422 junto a Doñana (tres atropellos); la sevillana A-481, junto a la población de linces de Aljarafe (cinco atropellos); la cordobesa A-421, en la zona de reintroducción de Guadalmellato (cuatro atropellos); y la autovía A-4, a las faldas de Sierra Morena (cinco atropellos).
“Es un número muy importante, muy por encima de lo normal”, reconoce Miguel Ángel Simón, director del proyecto LIFE-Lince, al cotejar los datos de atropellos de este año recogidos por Materia. Simón se encuentra estos días preparando el informe de 2013 del censo de poblaciones de linces y aunque no tenía aún presente el número de atropellos todo indica que este mal dato se sumará a otros factores —como la falta de conejo— para provocar una caída en la población global de lince ibérico. Entre 2002 y 2012, el número de animales creció de forma más o menos sostenida hasta el año pasado, en que se censaron 305 ejemplares, siete menos que en 2011. Un mal dato de este año podría confirmar el frenazo en la progresión de una de las joyas de la corona de la conservación en Europa.
En cuanto a las carreteras, la responsabilidad es tan evidente como las marcas que se agrupan en el mapa. Hace dos semanas, la Junta de Andalucía y el Ministerio de Fomento, en colaboración con la organización WWF establecieron una serie de actuaciones directas sobre estas carreteras, que en muchos casos se han convertido en un coladero para los linces del proyecto LIFE-Lince. Los tramos en los que se intervendrá —que aparecen señalados en el mapa según la administración encargada— cuentan por primera vez con la colaboración del Ministerio de Fomento, ya que hasta ahora el problema parecía ser únicamente competencia andaluza.
“Por fin hemos conseguido que Fomento se suba al carro”, celebra el responsable de WWF en el proyecto LIFE de recuperación del lince, Ramón Pérez de Ayala. Hasta hace bien poco, casi todos los atropellos se producían en las carreteras del entorno de Doñana en las que poco tenía que decir Fomento, al ser de titularidad regional. Pero el problema ha ido creciendo junto al tamaño de las poblaciones de linces y se ha desbordado hacia carreteras de mayor importancia, como la autovía A-4 y la N-422, que dependen del Ministerio. Los tramos señalados son las intervenciones “más urgentes que se van a realizar en los puntos donde se concentran los atropellos y que comenzarán a realizarse en los próximos meses”, según explica la Junta a esta redacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario